Tuesday, October 30, 2007

estan limpiando de cristianos tierra santa

por Robert Spencer
El pasado sábado, el cristiano palestino Rami Ayyad era secuestrado y asesinado. Su cadáver era encontrado al día siguiente. Hace seis meses, un explosivo destruía la librería cristiana de Ayyad, la Sociedad de la Sagrada Biblia, en la ciudad de Gaza.
Ningún grupo reclamó la autoría del asesinato de Ayyad, pero la destrucción de su librería encaja en el patrón de los atentados perpetrados por un grupo jihadista que se autodenomina "Las Valientes Espadas del Islam”.
La muerte de Ayyad llega en el momento en que la situación de los cristianos en la Autoridad Palestina es más precaria que nunca. El Dr . Justus Weiner, del Jerusalem Center for Public Affairs, declaraba en julio que "a lo largo de un buen número de años ya, esta reducida comunidad [de cristianos] ha necesitado ayuda desesperadamente. Los cristianos palestinos son incapaces de practicar su religión en libertad y paz. Los que más están en peligro son los cristianos árabes. Y los que más están en peligro entre los cristianos árabes son aquellos que se han convertido del islam al cristianismo. Con frecuencia son abandonados indefensos frente a la crueldad de los fundamentalistas musulmanes”.
Esta crueldad es a menudo aprobada por la ley islámica. El jeque Abú Saqer, del grupo jihadista de la Jihadia Salafiya, anunciaba el pasado junio: "Espero que nuestros vecinos cristianos comprendan que el nuevo gobierno de Hamas significa cambios reales. Tienen que estar preparados para un gobierno islámico si quieren vivir en Gaza en paz”.
Esto significaría que, en concordancia con las antiguas provisiones de la ley islámica, los cristianos podrían practicar su religión pero solamente si lo hacen discretamente: "La Jihadia Salafiya y los demás movimientos islámicos se van a asegurar de que las escuelas e instituciones cristianas muestren abiertamente lo que están impartiendo con el fin de estar seguros de que no están llevando a cabo ninguna actividad misionera. Nada de alcohol en la calle. Todas las mujeres, las no musulmanas incluidas, necesitan comprender que tienen que taparse en todo momento mientras están en público". Hamas pretende hasta reinstituir la jizya, el impuesto especial prescrito por el Corán (9:29) a judíos y cristianos, pero que los musulmanes están exentos de pagar.
Los cristianos están por consiguiente abandonando en masa las zonas controladas por la Autoridad Palestina, incluyendo algunos de los lugares más sagrados del cristianismo. En 1948, los cristianos comprendían el 85% de la población de Belén; hacia el 2006, sus cifras se habían reducido al 12%, y una enorme mezquita ha sido construida en una esquina de la Plaza del Pesebre, justo a lo largo de los templos católico y ortodoxo.
Maleantes musulmanes apaleaban a un taxista cristiano en Belén, George Rabie, solamente por mostrar visiblemente un crucifijo en su taxi. Rabie observaba: "A diario sufro discriminación... muchos extremistas de las aldeas están viniendo a Belén". En ocasiones esta discriminación se vuelve mortal; hace varios años, musulmanes abatían a tiros a dos mujeres cristianas por no vestir el velo islámico.
Las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa asumían la autoría y explicaban: "Quisimos limpiar la casa de los palestinos de prostitutas". Samir Qumsiyeh, dueño de una cadena privada de televisión cristiana, observaba el pasado enero: "La situación es muy peligrosa. Estoy seguro de que dentro de 15 años ya no habrá cristianos en Belén. Entonces se necesitará una lupa para encontrar cristianos aquí. Esta es una situación muy triste". Un hostelero de Belén, Joseph Canawati, declaraba simplemente: "No hay ninguna esperanza para el futuro de la comunidad cristiana. No creemos que las cosas vayan a mejorar. Para nosotros, se ha terminado”.
Pero mientras todo esto está sucediendo el mundo ha cerrado los ojos. La ONU no ha decretado ninguna resolución llamando a los palestinos a detener el maltrato a su minoría cristiana. Las organizaciones de derechos humanos, de igual manera, han permanecido calladas. Y en Occidente, donde los grupos civiles islámicos y los colectivos estudiantiles afirman rechazar y aborrecer "el extremismo", la opresión de los cristianos palestinos de igual manera ni siquiera se ha planteado. El Consejo de Relaciones Americano Islámicas no ha dicho nada sobre ello. Tampoco el Consejo de Asuntos Públicos Musulmanes.
Y en los campus de todo el país, colectivos izquierdistas y musulmanes denuncian a los organizadores de la Semana de Concienciación del Islamofascismo, en lugar de unirse a ellos para plantar cara a la opresión de los cristianos (como la de las mujeres, los homosexuales y los demás) en cada uno de los muchos países musulmanes hoy.
¿Porque es así? Si estos grupos se oponen realmente a las actividades jihadistas y la opresión de la ley islámica, ¿por qué no les plantan cara? Estos grupos han estado dedicando sus esfuerzos a desacreditar la Semana de Concienciación del Islamofascismo echando pestes de David Horowitz y los demás. Algunos han llegado a inventar carteles para retratar a los organizadores de la Semana como fanáticos y odiosos.
Los perdedores de todo esto son los cristianos palestinos y las demás víctimas de la opresión jihadista. Los únicos que se pronuncian por ellos están siendo difamados y atacados por parte de aquellos que afirman ser guardianes de la tolerancia y la justicia.
Pero si la Semana es finalmente censurada en los campus de todo el país, entre los ganadores se encontrarán aquellos que están haciendo la vida tan miserable para los cristianos en la Autoridad Palestina y por todas partes del mundo islámico. Y no quedará absolutamente nadie para hablar por ellos.

¿el 11-M fue causado por el apoyo español a la invasion a Irak? un experto dice que no

En España dentro de unas horas se dara a conocer las sentencias sobre el 11-M,en el periodocoi El Pais sale un analisis muy bueno hecho por Fernando Reinares (uno de los mejores expertos en terrorismo) sobre las causas del 11-M y contrario alo que pregonan los mal llamdos "progresistas" en España la causa del 11-M no fue el apoyo del gobierno español a la invasion a Irak si no que de mucho antes ya los islamistas radicales ya teneian en la mira a España
FERNANDO REINARES
Me refiero a si está ya claro por qué los terroristas hicieron aquel día de 2004 lo que hicieron. Es probable que muchos de quienes se hayan adentrado en la lectura de este artículo, al igual que la mayoría de cuantos han declinado la invitación, lo tengan suficientemente claro y ante el interrogante del título hayan pensado de inmediato en, supongo, la participación española en la guerra de Irak. Pero quizá las cosas no sean tan simples como parecen. Después de todo, otros individuos de la misma ideología, el salafismo yihadista, han querido volver a perpetrar atentados similares en nuestro país y hace ya dos años que los dirigentes de Al Qaeda aluden a España de manera tan reiterada como agresiva, aun cuando ni tenemos ya soldados en suelo iraquí ni nuestro Gobierno está alineado con la coalición liderada por Estados Unidos que continúa desarrollando allí misiones militares.
Y es que para comprender lo ocurrido el 11-M es preciso remontarse a finales de 2001 e inicios de 2002. Eso se deduce de la documentación aportada en el sumario abierto en la Audiencia Nacional sobre los atentados de Madrid, cuya sentencia se espera esta misma semana. Fue en aquellos meses cuando se desencadenan dos procesos, carentes entonces de relación entre sí pero luego decisivamente trabados, que permiten entender mejor lo que sucedería dos años después en los trenes de la muerte. El primero tiene que ver con la descentralización territorial del terrorismo global tras los atentados de Nueva York y Washington, una vez que Al Qaeda perdiese su santuario afgano. El segundo, con algunos de los efectos que tuvo el desmantelamiento por parte de la policía española, poco después del 11-S, de la célula que los seguidores de Osama Bin Laden tenían en nuestro país.
Por partes. Se sabe que en febrero de 2002 tuvo lugar en Estambul una reunión a la que acudieron dirigentes de distintos grupos armados magrebíes de orientación yihadista. Adaptándose al nuevo escenario en que a partir de entonces se desenvolverá la urdimbre del terrorismo global, líderes de facciones marroquíes, tunecinas y libias pertenecientes a la misma convinieron en que, para llevar actos de yihad, en la acepción belicosa del término, no era necesario trasladarse a zonas en las cuales hubiese conflictos abiertos que afectaran a poblaciones de musulmanes. Es decir, convinieron en que no era necesario ir a Afganistán, Bosnia, Chechenia o Cachemira, por ejemplo. En que las acciones de yihad podían ser ejecutadas allí donde se residiera. Poco más de un año después ocurrieron los atentados de Casablanca, en los que ya hubo blancos españoles afectados, y apenas transcurridos dos, los de Madrid.
Al menos desde el otoño de 2002, pero bien puede ser que antes, se celebraban en Madrid reuniones a las que acudían sobre todo neosalafistas magrebíes y en las cuales había algún individuo de origen marroquí, bien conectado con las redes transnacionales del terrorismo yihadista y con el nodo turco a través del cual se trasladaba a individuos reclutados en países europeos como el nuestro para ponerlos a las órdenes de Abu Musab al Zarqaui, quien solía
precisamente insistir en ese mensaje de que para ejercer la yihad no era necesario ir a zonas de conflicto donde había comunidades musulmanas en dificultades, ya que podían realizarse en el propio lugar donde se reside, con especial alusión a Marruecos y, aún más en concreto, a España.
Esto no es todo. Se sabe también que, igualmente a inicios de 2002, entre quienes habían sido miembros o seguidores de la célula de Al Qaeda establecida en España a comienzos de los noventa por Mustafa Setmarian existía un gran resentimiento hacia nuestro país, manifestado en deseos de venganza y en la voluntad explícita de perpetrar atentados. A mediados de esa década, este individuo, de origen sirio pero nacionalizado español, se trasladó junto a Abu Qutada, ideólogo de referencia en las redes del actual terrorismo global, que por entonces habitaba en Londres, para recalar finalmente en el círculo inmediato de Osama Bin Laden en Afganistán. Fue reemplazado por el conocido como Abu Dahdah, cuyo teléfono figuraba entre los manejados por la célula terrorista asentada en Hamburgo que ejecutó los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Esta última evidencia y otras muchas relacionadas con las actividades de la célula española de Al Qaeda que constaban a la policía precipitaron la decisión judicial de ordenar, a partir de noviembre de ese año, una serie de detenciones que dieron lugar a su práctica desarticulación. Buena parte de los integrantes de esa célula se encontraban en prisión cuando ocurrió el 11-M. Pero es revelador que algunos otros individuos relacionados con la misma, pero que no fueron incriminados en su día, se encuentran posteriormente implicados en los atentados de Madrid. Individuos que desde mediados de 2002 habían entrado en contacto con otros vinculados con las redes norteafricanas del terrorismo yihadista cuyas actividades habían sido reconducidas tras el encuentro de Estambul y meses después lo harían incluso con algún notable allegado de Al Qaeda que se encontraba en Afganistán.
Eso sí, la invasión de Irak favorecerá la colusión de unos y otros en el propósito común de atentar en España. Ese contexto les proporcionó además un pretexto inteligible y apoyos. En octubre de 2003, estrategas de la yihad global explicaron en Internet que éramos el blanco más propicio y Osama Bin Laden aprobó el atentado mediante un vídeo difundido por televisión. Al día siguiente quedó fijada la fecha del 11-M y no en Lavapiés, sino en Bélgica. Abu Muhammad al Ablaj, responsable de propaganda en Al Qaeda, anticipará en noviembre lo que iba a ocurrir. El día de la masacre, esta estructura terrorista la hizo suya con un comunicado de las Brigadas Abu Hafs al Masri. En este texto, al recriminar a nuestro país ser aliado de Estados Unidos, se aduce que el atentado era también "parte de un viejo ajuste de cuentas con la cruzada España". Pero dejémoslo en que todo fue por lo de Irak, ¿o no?

Sunday, October 07, 2007

El velo que no es velo

Mario Vargas LLosa analiza el caso recientemente ocurrido en España donde la Generalitat de Cataluña permitio a una niña musulmana acudir a la escuela con velo haciendole caso a los "progres" que predican que hay que aceptar todo en nombre del multiculturalismo,Vargas LLosa advierte contundentemente a lo que nos puede llevar el multiculturalismo:
La Generalitat, o gobierno autónomo de Cataluña, ha obligado a un colegio público de Gerona a admitir a Shaima, una niña marroquí de ocho años, que desde hacía una semana faltaba a clases porque las autoridades del plantel le habían prohibido el ingreso mientras llevara el hiyab o velo islámico
El director fundó la prohibición en el reglamento del colegio, que rechaza en el atuendo de los alumnos "cualquier elemento que pueda causar discriminación". Por su parte, la Generalitat considera que "el derecho a la escolarización" debe prevalecer sobre las normas internas de los centros educativos.
A diferencia de lo que ocurre en países como Francia o el Reino Unido, donde hay leyes sobre el uso del velo islámico en las escuelas públicas, en España no existe legislación al respecto y hasta ahora el permiso o la prohibición de llevarlo estaba librado al criterio de los propios centros de enseñanza.
Lo ocurrido con la niña marroquí establece un precedente que, de prevalecer y extenderse, abriría las puertas de la instrucción pública al llamado multiculturalismo o comunitarismo. A mi juicio, semejante perspectiva es sumamente riesgosa para el futuro de la cultura de la libertad en España.
A primera vista, semejante afirmación parecerá a algunos exagerada o apocalíptica. ¿Qué puede tener de malo que una pobre criatura, acostumbrada por la religión y las costumbres de su familia a tocarse con el hiyab lo siga haciendo en las aulas escolares? ¿No sería una crueldad obligarla a destocarse y lucir los cabellos a sabiendas de que, para sus creencias y usos comunitarios, tal cosa sería tan traumático como para las niñas cristianas exigirles mostrar el busto o las nalgas?
De allí a considerar que prohibir el velo islámico a las niñas en los colegios públicos es prejuicio anti musulmán o etnocentrismo colonialista y racista hay solo un paso cortito.
Sin embargo, no es tan sencillo. El velo islámico no es un simple velo que una niña de ocho años decide libremente ponerse en la cabeza porque le gusta o le es más cómodo tener los cabellos ocultos que expuestos.Es el símbolo de una religión donde la discriminación de la mujer es todavía, por desgracia, más fuerte que en ninguna otra - en todas ellas, aun las más avanzadas, se discrimina aún a las mujeres -, una tara tradicional de la humanidad de la que la cultura democrática ha conseguido librarnos en gran parte, aunque no del todo, gracias a un largo proceso de luchas políticas, ideológicas e institucionales que fueron cambiando la mentalidad, las costumbres y dictando leyes destinadas a frenarla.
Una de esas grandes conquistas es el laicismo, uno de los pilares sobre los que se asienta la democracia. El Estado laico no está contra la religión. Por el contrario, garantiza el derecho de todos los ciudadanos de creer y practicar su religión sin interferencias, siempre y cuando esas prácticas no infrinjan las leyes que garantizan la libertad, la igualdad y demás derechos humanos que son la razón de ser del Estado de Derecho.
Los colegios públicos de un Estado laico no pueden ser confesionales, porque si lo fueran y privilegiaran a una religión sobre otras, o sobre los no creyentes, ejercerían una discriminación inaceptable en una sociedad de veras libre. En ésta la religión no desaparece, se confina en el ámbito privado, fuera de las escuelas y las instituciones públicas.
Los creyentes pueden constituir escuelas privadas de carácter confesional, desde luego, o impartir en las iglesias o en el seno de las familias todas las doctrinas y creencias en las que quieren educar a sus hijos. Pero la religión no puede invadir el dominio público sin que principios básicos de la cultura democrática, sobre todo la igualdad y la libertad de los ciudadanos, se resquebrajen y se establezcan privilegios y jerarquías abusivas.
El velo islámico en las escuelas públicas es una cabecera de playa con la que los enemigos del laicismo, de la igualdad entre el hombre y la mujer, de la libertad religiosa y de los derechos humanos, pretenden alcanzar unos espacios de verdadera extraterritorialidad legal y moral en el seno de las democracias, algo que, si éstas lo admiten, podría conducirlas al suicidio.
Porque con el mismo argumento con que se pretende que el hiyab sea admitido en las escuelas se puede exigir, también, como han hecho y conseguido los islamistas en algunas ciudades de Europa, que haya piscinas municipales separadas para hombres y para mujeres pues para las hembras musulmanas resulta impúdico compartirlas con los varones. Y, si se trata de respetar todas las culturas y las costumbres ¿por qué la democracia no admitiría también los matrimonios negociados por los padres y, en última instancia, hasta la ablación del clítoris de las niñas que practican tantos millones de creyentes en el Africa y otros lugares del mundo?
El multiculturalismo parte de un supuesto falso, que hay que rechazar sin equívocos: que todas las culturas, por el simple hecho de existir, son equivalentes y respetables. No es verdad.Hay algunas culturas más evolucionadas y modernas que otras, y aunque es verdad que aun en las culturas más primitivas existen prácticas, usos y creencias que han enriquecido la experiencia humana y enseñanzas que las otras pueden aprovechar, también lo es que en muchas culturas sobreviven prejuicios y conductas bárbaras, discriminatorias y hasta criminales que ninguna democracia puede admitir en su seno sin negarse a sí misma y retroceder en el largo camino de la civilización que lleva andado.Francia, donde el tema del velo islámico es objeto de viejos e intensos debates, lo ha entendido así y ha dado un buen ejemplo al resto de los países democráticos prohibiendo por ley, desde 2004, "el uso de elementos ostentatorios de carácter religioso en las escuelas e institutos públicos del país".Al principio, esta medida fue considerada por algunos supuestos "progresistas" como reaccionaria y sustentada en un prejuicio contra los inmigrantes de origen musulmán. No lo era.
Por el contrario, su razón profunda es dar la oportunidad a todos, extranjeros y nacionales, de cualquier raza, cultura o religión, de trabajar y vivir en Francia en un ambiente de legalidad y libertad que les permita seguir practicando todas sus creencias y costumbres que sean compatibles con las leyes vigentes. Y, desde luego, renunciando a las que no lo sean, como hicieron las iglesias cristianas en el pasado, cuando tuvieron que acomodarse a las sociedades abiertas.
Si se considera que la democracia ha significado un extraordinario avance sobre los regímenes despóticos y absolutistas de antaño, es difícil entender que ella pueda ser sólo válida para los demócratas y que los países democráticos, en nombre de la falacia de la equivalencia absoluta de las culturas, admitan en su seno enclaves antidemocráticos o prácticas reñidas con los principios básicos de la igualdad y la libertad.
Quienes defienden el multiculturalismo y el comunitarismo tienen una idea estática y esencialista de las culturas que la historia desmiente. Ellas también evolucionan, de acuerdo al avance de la ciencia y los intercambios que son cada vez más frecuentes en el mundo moderno de ideas y conocimientos que, poco a poco, van transformando convicciones, prácticas, creencias, supersticiones, valores y prejuicios.
Un musulmán moderno de, digamos, el Líbano o el Cairo tiene muy poco que ver con los musulmanes fundamentalistas de Darfur que arrasan aldeas y queman a familias enteras por ser paganas y ponerlos dentro de la misma etiqueta cultural es tan absurdo como considerar idénticos, por ser cristianos, a los católicos generalmente tolerantes y democráticos de las sociedades abiertas de nuestros días con los inquisidores o los cruzados medievales que torturaban y asesinaban en nombre de la cruz.
Si los países democráticos quieren ayudar de algún modo a que la religión musulmana experimente el mismo proceso de secularización que ha permitido a la Iglesia Católica adaptarse a la cultura democrática, lo peor que podrían hacer es renunciar a logros tan importantes como el laicismo y la igualdad para no parecer etnocentristas y prejuiciosos.No hay etnocentrismo alguno, sino universalismo y pluralismo estrictos, en no hacer concesiones en la defensa de los derechos humanos y de la libertad.
El sistema francés me parece más claro y más eficaz que el adoptado por el Reino Unido, donde el Estado ha transferido a los colegios e institutos de enseñanza la decisión de autorizar o prohibir el uso del velo islámico en las aulas.Pero esta potestad sólo vale en lo que concierne a los estudiantes.
En cambio, las maestras están prohibidas de dar clases veladas, según una decisión del Poder Judicial del año pasado, luego de que una profesora se presentara en el aula británica embutida en un niqab, especie de carpa vestuario que cubre el cuerpo femenino de pies a cabeza. ¿No es absurdo que se prohíba a las maestras lo que se permite a las alumnas o viceversa?
En las fotos de la prensa de esta mañana, Shaima, la niña marroquí de ocho años, sonríe feliz con sus grandes ojos porque podrá ir al colegio portando el velo que, según le enseñó su abuelita, deben llevar siempre las buenas creyentes.¿Seguirá siendo tan feliz ahora convertida en la excepción a la regla en su colegio? Yo creo que las buenas almas de la Generalitat catalana la han condenado a la infelicidad.